martes, 8 de septiembre de 2009

el viento escupia y removía en la boca de la ventana la frágil cortina que divide los mundos.
Desde que llegó aquí, ansío la luz del mediodía para entrar en la habitación...parece extraño, pero me siento princesa allí, en esa hora, en ese lugar, con esa luz.
Blanca, una luz blanca y fresca, capaz de asustar cualquier calor...capaz de asustar mis lobos y de desterrarte hacia el pais de las alcachofas lejanas, donde todos los príncipes caen en el olvido de sus princesas.
Esa luz que limpia la mirada triste, adormece las lágrimas.
Y juego a desnudarme lentamente frente al espejo sin miedo a verme...y juego con las luces que se proyectan en mi piel, yemas de dedos que me apresan y poseen.
Salivo.
Espejito espejito mágico....
Luces y sombras, y aquí, nada más me importa.
Densamente aterciopelado, el tiempo se fracciona de distinta forma.
la luz que desprende la cortina, el velo que separa el mundo de un sueño inexacto.

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