sábado, 28 de marzo de 2009

allá estaba sentada, tan vieja como las arrugas de la ciudad.
Inmóvil, perpétrea sobre la piedra que la contenía.
¿Dime quien eres? ¿Qué buscas? ¿Qué perdiste?
El sol amenazaba con desaparecer, el viento empujaba el frío contra las paredes.
La plaza, más que plaza, era una olla de gentes, de andares y de voces hirviendo en la nueva primavera.
Sola.
Ella estaba tan sola como yo.
La miraba mirar.
Imagino todo a su alrededor...y el peso de las lágrimas que se asoman por mis ojos me impide mover la vista hacia otro lado.
El ajetreo tiene su silencio en la presencia de su cuerpo.
Entre las manos, una bolsa contiene otra bolsa. Entre sus manos temblorosas palomitas, de maíz.
Al ritmo que sus ojos se deslizan, como obsvervando una pared blanca, come palomitas compulsivamente.
El tiempo me pasa lentamente, y me siento vieja por momentos de contagio.
De repente, su pequeño cuerpo se pone en pie, tambaleándose.
Mira a ambos lados, y decide un rumbo...aparentemente al azar...se detiene, vuelve la mirada atrás, los cuerpos la esquivan a centenares.
Ella, es la única isla de aquel océano.
Cojeando, a ritmo pausado...se me perdió aquella lágrima.

viernes, 27 de marzo de 2009

la primavera ha llegado
me he arrancado los pétalos uno a uno
hasta descabezarme sobre el suelo
desnuda, demudada en cantos de sirena.
ahorcada con soga de aire de azahar
el frio cálido templa la fría piel...el deshielo...
mi primavera despetaloseada
hoy no pienso buscarte, no pienso soñarte
hoy no busco tu abrazo
ni invento tu voz en mi cabeza.
hoy no te mereces ni la cal de las paredes en las que te escribo.

viernes, 6 de marzo de 2009

permíteme ponerme agresiva mentalmente,
y darme el gusto de echarte al césped para moderte.