domingo, 28 de junio de 2009

¿quien dictamina la locura ajena?
quien más loco, el que habla solo, tal vez en intento de escucharse a sí mismo,
o quien, obstinadamente, se encierra en la sinrazón de saberse.

El autobús nos arrastrab en la nocturnidad temprana.
Después de trabajar me inunda una sensación de armonía y de máxima percepción, sensible y susceptible al vuelo de las moscas.
Ella estaba sentada al otro lado del pasillo.
La luz de ceniza sombreaba cada pliegue de su piel, papel arrugado, papiro inteligible. Manos de venas apresando su bolso, fuertemente hacia ella.
Y llegó el llanto de cocodrilo a devorar su rostro. Lamentaba, murmuraba, acaso rezaba plegarias a quien sabe que Dios...ella notaba que yo la tenía en mis ojos, que la estaba pensando, que sin querer interrumpir me veía secándole las lágrimas inexistentes.
Buscó la mirada mía, evitando yo la suya por no violar su llanto.
Cesó el diluvio seco, y se encontró en el reflejo de la ventana.
Hablaba mirándose a los ojos...benditas entonaciones del lenguaje, suficiente para satisfacer mi curiosidad por ella.
Afirmación, pregunta, respuesta y de la furia al llanto renovado....y un bis de miradas...y una vuelta a empezar...su rostro en la ventana, sus manos apresandose a sí misma...


quien está más loco?
quien es capaz de dejarse hacer, o quien lucha por aparentar la cordura inexistente?

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