domingo, 3 de mayo de 2009


Era joven, aunque podía intuirse en sus formas que se veía más viejo.

Su cuerpo marcaba la curva praxiteliana hasta el extremo del desequilibrio, pero el autobus no volcaba, seguía su itinerario ajeno a todo.

No puedo ngar que despertabaen mi una atracción feroz, de las que hace que consumas incandescentemente, cual cigarro, la mirada hacia el otro.

Él no sabía que yo lo sabía, ya que lo disimulaba, pero, enredado a su cuello pendía un ser maravilloso en forma de bufanda....la mayor boa que mis ojos habían visto.Ahí mismo, delante de mi, la boa daba una vuelta sutil sobre el joven cuello del muchacho, se posaba en su brazo extendido y llegaba al suelo, reposándose en el y permaneciendo inmóvil.Cada vez la veía con más claridad, ya que mis ojos se habían adaptado a su camuflaje, y pude observar lo bella que era, su piel escamosa. Vi como se movía al ritmo del autobus para pasar desapercibida.Lo gracioso era, que el chico no sabía lo que llevaba al cuello, creyendo que era bufanda en vez de boa....lo mejor fue cuando bajó del bus, abriéndo la boa sus gerandes fauces, dislocando su mandíbula, y tragándose el auobus completo....ya llevo dos días en su estómago.

1 comentario:

Maxi Kohan (kohanart) dijo...

viva el realismo magico!!!