domingo, 4 de octubre de 2009



decidida a encerra el otoño en una minúscula habitación, por poder escichar el llanto caído de las hojas.
y tal vez, el renacer de la tierra se me muestre más humano
que el prestarme a tus manos frías que en rara noche acogen mi cuerpo.
tal vez el humor de los sentidos del cielo, de la torpeza del verbo
tal vez sea este sentir nonato en nos
este bostezo aletargado
este otoño naciente, empapado mi cuerpo prefiero el silencio el hueco de mis brazos.
decidida a encerra el otoño en una habitación.
decidida a tachar tu nombre en mi pensamiento, a cubrirlo con las hojas muertas, tras escuchar su último gemido.

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