miércoles, 30 de enero de 2013

me vino suave la noche
y la piel se erizaba como el trigo

me vino suave la noche
y aullando entre cortinas

El frío, ya dentro, me lo había bebido de un solo trago
y la habitación, tan quieta, dibujaba las exhalaciones,
 perduraban

vino suave la noche
para desteñir mi mente
anegarla
diluirla
licuarla
y andar en sombras

Vino suave, como el latido, suave,
de la tranquilidad del no esperarte ya más
nunca
la tranquilidad quieta de que solo vendrá la noche
suave

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